top of page

¿Existen riesgos por el uso prolongado de las mascarillas?

Insuficiencia respiratoria y degradación cognitiva son algunas de las consecuencias ante el uso persistente de la careta. Y aunque el organismo humano intenta adaptarse, la degeneración cognitiva no se detiene. 


Abdel Fuentes

Periodista y profesor universitario

18, agosto, 2024



Cada vez es más común observar a la gente usando mascarilla. En algunos casos ocurre como reacción frente a un brote de resfriado, gripe e influenza; en cualquier parte y en diversas circunstancias. La imagen transmite la sensación de haber viajado al pasado, cuando predominó el pánico por el Covid-19, y se impuso su uso. Pero, ¿conocen las personas el riesgo que podrían correr?


Seguramente millones desconocen que el 6 de abril de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de la mascarilla solamente para personas con síntomas, enfermas y trabajadores de la salud,  no de forma generalizada como ocurrió después.


Urge preguntar ¿es seguro usar mascarilla como medida de protección y prevención ante un evento o virus respiratorio? Investigaciones científicas refutan esa idea. Aluden a los trastornos que pueden ocasionar.   


En junio de 2021 -durante el ciclo pandémico- la editorial suiza MDPI, pionera en la publicación de revistas de acceso abierto, publicó un artículo científico  titulado: “¿Una mascarilla que cubre la boca y la nariz está libre de efectos secundarios indeseables en el uso diario y libre de peligros potenciales?"


En el lenguaje académico y científico a este tipo de texto se le denomina artículo de revisión. Surge de una revisión de la literatura científica basada en investigaciones. En el referido estudio participaron 8 investigadores alemanes. Se trató de una tarea de rastreo efectuada por especialistas en diversas áreas de la Medicina.


La publicación fue difundida por la Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública; indexada en varias bases de datos tales como Scopus, PubMed, MEDLINE, PMC, Embase y otras.


Con relación al respaldo de la OMS en el uso de la mascarilla, el artículo de revisión menciona que las recomendaciones variaron en 2020.   

 

Según el trabajo de los alemanes, la OMS instruyó hacer un estudio de metaanálisis -nivel de evidencia-. Al respecto, no se originó ningún beneficio claro y científicamente comprensible de evidencia moderada o sólida sobre el uso de las mascarillas.


Ver parte del texto que publicó la OMS en junio de 2020:


          “El uso de mascarillas forma parte de un conjunto integral de medidas de prevención y control que pueden limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias causadas por virus, en particular la COVID-19. Sirven también para proteger a las personas sanas (cuando estas las emplean al entrar en contacto con una persona infectada) o para el control de fuentes (si una persona infectada la usa para no contagiar a otros)".


          "Sea como fuere una mascarilla no basta para lograr un grado suficiente de protección o control de fuentes, de modo que es preciso adoptar otras medidas personales y comunitarias para contener la transmisión de virus respiratorio. Al margen de que se usen mascarillas, la observancia de la higiene de las manos, el distanciamiento físico y otras medidas de prevención y control de infecciones es decisiva para prevenir la transmisión de la COVID-19 de persona a persona”.


La introducción del artículo científico antes citado advierte que “si bien mantener una distancia de al menos 1 metro mostró evidencia moderada con respecto a la propagación del SARS CoV-2, solo se pudo encontrar evidencia débil en el mejor de los casos para las mascarillas solas durante el uso diario (entorno no médico)". Revela que otro metaanálisis realizado en 2020 confirmó la débil evidencia científica a favor de la efectividad de las mascarillas.  


El artículo publicado por los investigadores alemanes destaca que el objetivo del estudio fue producir una primera presentación científica del riesgo del uso obligatorio general de las mascarillas, centrándose en los posibles efectos médicos adversos de las mascarillas, especialmente en determinados grupos de diagnóstico, pacientes y usuarios.


En relación con los resultados, los autores del artículo declaran que 65 artículos científicos publicados sobre mascarillas calificaron para una evaluación basada en el contenido. Incluyeron 14 revisiones (análisis y referencia de publicaciones científicas) y 2 metaanálisis. Añade que la mayoría de las publicaciones eran inglesas (98%). Treinta artículos abordaron lo concerniente a las mascarillas quirúrgicas, esto significa, 68%, y treinta sobre las mascarillas N95, es decir, 68%; solo 10 artículos estuvieron relacionados con los tapabocas de tela (23%).

 

De los 44 artículos matemáticamente evaluables con efectos negativos significativos sobre las mascarillas, 22 fueron publicados en 2020 -50%- y 22 se publicaron antes de la denominada pandemia de Covid-19. De los 44 artículos, 31, es decir, el 70% fueron experimentales y el resto, 30%, correspondieron a estudios observacionales.


La revisión de la literatura permitió establecer una correlación cuantitativa entre los efectos secundarios negativos de la depleción -pérdida o disminución- de oxígeno en sangre y la fatiga en los usuarios de las mascarillas.


La revisión confirma que: “en los campos de la medicina interna se producen fenómenos médicos, relacionados con órganos relevantes y no deseados, acompañados del uso de mascarillas -11 publicaciones-. La lista abarca neurología-7 publicaciones-, psicología -más de 10 publicaciones-, psiquiatría -3 publicaciones-, dermatología -10 publicaciones-, medicina otorrinolaringológica -4 publicaciones-, odontología -una publicación-, medicina deportiva -4 publicaciones-, sociología -más de 5 publicaciones-, medicina del trabajo -más de 14 publicaciones-, microbiología -4 publicaciones-, epidemiología -más de 16 publicaciones-, pediatría -4 publicaciones- y medicina ambiental -4 publicaciones-. 


La web D Salud Discovery, dedicada a informar sobre temas de salud durante 23 años, publicó un artículo titulado: “Confirman que las mascarillas son peligrosas para la salud”. El escrito menciona a 7 investigadores españoles quienes realizaron un estudio sobre el tema. Señala que el uso de mascarillas disminuye el nivel de oxígeno mientras aumenta el dióxido de carbono.


El resultado del estudio demuestra que los 4 tipos de mascarillas generan hipoxia -déficit de oxígeno- e hipercapnia -exceso de Co2 en sangre-. Y, que, si la concentración de oxígeno se reduce a un 10% y la presión disminuye de 60 mmHg (milímetro de mercurio, unidad de presión manométrica), puede suscitarse asfixia mortal. Cita de parte del análisis:


          “Así lo expresa el trabajo que comentamos: “(…) El uso de las mascarillas produce un estado de hipoxia silenciosa, peligroso efecto que produce falta de aliento, y además un aumento de la hipercapnia fisiológica que se agrava de manera proporcional con el tiempo de uso de la mascarilla y podría justificar los dolores de cabeza, dermatitis, somnolencia, alteraciones digestivas, vómitos y diarreas compensatorias y una depresión del sistema inmunológico que predispone a una alteración de la microbiota bucal que justificaría las infecciones por bacterias y hongos que no estamos encontrando en estos días en consulta cuyo aumento es llamativo”. (párr.8).

 

La autoría de la publicación de D Salud Discovery entrevistó a los investigadores españoles quienes explicaron que como muestra eligieron a 60 personas entre 5 a 65 años y que entre los adultos había locutores, cantantes, etc. Lograron concluir que las máscaras generan lo que se conoce como Síndrome de Insuficiencia Respiratoria Tipo 1. Además, incapacidad del sistema pulmonar y el aumento de la presión arterial de dióxido de carbono mayor a 50 mmHg”.


En 2022 la doctora alemana Margaret Griesz-Brisson, neuróloga y neurofisióloga quien además es investigadora; miembro de la Academia Americana de Neurología y de la Federación Europea de Sociedades Neurológicas (EFNS) y directora de la Cínica de Neurología y Dolor de Londres, explicó a través de un video, que el ser humano puede vivir semanas sin comida y días sin agua, pero solo minutos sin oxígeno y sin respirar. Volver a respirar nuestro aire exhalado, inevitablemente resulta en una falla de oxígeno y una inundación de dióxido de carbono, argumentó.


La científica, quien también es experta en medicina legal -en el Reino Unido, Noruega, Alemania, Suiza y los Estados Unidos-, añade que el cerebro humano es sensible a la falta de oxígeno. Al respecto, argumenta que hay células nerviosas, por ejemplo, en el hipocampo, que no pueden sobrevivir sin oxígeno por más de 3 minutos.


Griesz-Brisson menciona cuáles son los síntomas de alerta aguda que se presentan frente la falta de oxígeno: dolor de cabeza, somnolencia, mareos, dificultad de concentración, tiempos de reacción más lento, es decir, restricciones en el funcionamiento cognitivo. Sin embargo, debido a la deficiencia crónica de oxígeno, estos síntomas desaparecen en la persona; quien se acostumbra, no obstante, su rendimiento y eficiencia siguen disminuyendo y la deficiencia de oxígeno en el cerebro continúa ocurriendo.


Añade que las enfermedades neurodegenerativas progresan durante los años -hasta por décadas-. Explica que esto se traduce en que, si una persona hoy olvidase su número telefónico, ello significa que la degeneración o el colapso cerebral inició hace 20 o 30 años. Sostiene que una persona puede pensar que se ha adaptado a la mascarilla y respirar su propio aire, y debido a la falta de oxígeno en el cerebro, aun así, la degradación sigue generándose. Advierte que las células perdidas no se recuperan.


La también especialista en neurotoxicología, -lo neurotóxico se refiere a la toxicidad en el sistema nervioso central o periférico- al referirse a la protección de la mascarilla frente al Covid-19, aclara que el tamaño del virus aproximadamente es de 0,08 micrómetros. Y, los poros de las mascarillas comunes tienen un tamaño de 80 a 500 micrómetros y continúan agrandándose con cada lavado. Añade que las máscaras desechables tampoco protegen del virus. La falta de oxígeno daña el cerebro.


El investigador y autor de varias obras, Jesús García Blanca (2023).  En referencia a las mascarillas, en su obra, “La Rebelión de los Idiotas", menciona que estudios alineados con el relato oficial de la OMS admiten que la mayoría de quienes oficialmente se consideraron infectados llevaban mascarilla.


García Blanca sostiene que las mascarillas dejan pasar partículas por debajo de 200 nanómetros, es decir, 0,2 micras y que la dimensión o medida del supuesto coronavirus es de 100 nanómetros. Esto incluye a las mascarillas quirúrgicas como las N95 que equivale a la europea FFP2. Añade que las de 2 y 3 capas permiten filtrar el 97% de las partículas virales.


El 5 de mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el fin de la emergencia sanitaria por la denominada pandemia, declarada el 16 de marzo de 2020. En una declaración sobre el tema, esto fue lo que dijo el director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus: “Con gran esperanza declaro, el fin de la Covid-19 como emergencia internacional de salud”. 


El 9 de diciembre de 2023, el gobierno de Panamá, mediante el Decreto Ejecutivo 65 ordenó eliminar el uso de mascarillas en hospitales y clínicas del país, públicos y privados. A pesar de la ordenanza, muchos hacen uso de la mascarilla, ingresen o no a un recinto de salud. 


La conducta aludida parece confirmar que la imposición sanitaria surgida en 2020 generó afecciones emocionales. Esto último está confirmado mediante investigaciones en psicología sobre las enfermedades mentales surgidas por lo ocurrido y tras los encierros o confinamientos que inclusive fueron ilegales, como lo determinaron las cortes de justicia en una multiplicidad de países, incluyendo a Panamá.


Algunas personas continúan haciendo uso de las mascarillas tras la certidumbre de que les proporcionan protección -para ellos o para otros-. Y, esto, a pesar de que la posición oficial sobre el asunto ya eliminó su uso. Otros, porque las empresas donde laboran, de forma sutil, los obligan a usarlas por supuesta higiene.


Las pesquisas y consultas realizadas por este autor le lleva a concluir que la nueva conducta -o nueva normalidad- frase repetida una y otra vez durante el bombardeo mediático de 2020 a 2023, condujo a multitudes a entregarse a la extraña práctica, a consecuencia de dichos mensajes.


Nunca, pese a que es de vieja data la existencia de los resfriados y otros problemas respiratorios, vinculados con los denominados virus, a las personas, por lo menos en localidades como Panamá, se les había ocurrido limitar su respiración mediante el uso de las máscaras, en exteriores y en interiores.


Quien suscribe este artículo se dio a la tarea de consultar a varios usuarios de la mascarilla para conocer ¿por qué persisten en su uso? y si saben o no de los daños o posibles daños que podrían ocasionar a su salud.


Diomedes Rodríguez de 52 años, manipulador de alimentos en una famosa cadena de supermercados del país, comenta que usa la mascarilla debido a exigencias de la empresa y por presión del Ministerio de Salud.  Confiesa, sorprendido, no manejar información acerca de las afectaciones o posibles afecciones a su salud.


Un segundo adulto cuya edad oscila entre 30 a 40 años, quien vende enseres en un semáforo ubicado en el sector de Curundu (área revertida) ignoró la pregunta y se dio la media vuelta.


La especialista en oftalmología, Zabdy Selles de 36 años, indicó que nunca se contagió del SARS-CoV-2 gracias a la máscara y que debido a que atiende pacientes la usa para evitar resfriarse. Sobre las posibles afecciones admitió ser consciente de ello, pero insistió en que una vez sale de un paciente se retira la careta, aunque eso no fue lo que observó este autor luego de terminar con un par de atenciones.

 

Es urgente, desde el ámbito de la responsabilidad médica y científica que les compete, que los estamentos y profesionales de la salud, públicos y privados, orienten a la población sobre los peligros o posibles peligros de una conducta que además de rayar de atípica, atenta contra la salud y la vida. Y sobre la aterradora circunstancia, los infantes, probablemente podrían estar siendo víctimas de una imposición, o bien prisioneros de su propia inocencia.

Comments


Infórmate
Otras lecturas 
Search By Tags
Follow "THIS JUST IN"
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
  • Google+ Basic Black
bottom of page